Tras la suspensión de la regata del martes ayer era el día. O el ‘Desafío’ se iba para casa o les metía el miedo en el cuerpo a los neozelandeses. El viento rugía con fuerza, las olas seguían amenazantes, la posibilidad de que no hubiera regata inquietó a los seguidores. “Tranquilos, seguro que la hay. El viento ya ha llegado al máximo y ahora se estabilizará”, comentaba Luis Doreste, director deportivo y estratega del ‘Desafío’ que a su impresionante palmarés añadirá dos victorias ante los kiwis.Las rachas alcanzaban los 20 nudos (37km/h), el mar seguía bravo con olas de dos metros.
El ‘Desafío’ fue el primero que abandonó su base camino del campo de regatas. Los neozelandeses aguardaron un poco más. Los supersticiosos dicen que salir primero da mala suerte. Ambos barcos izaron la vela mayor en el interior del puerto. Fuera de la bocana la maniobra era peligrosa. Traca para los españoles y las notas del ‘Volando voy, volando vengo’ de Kiko Veneno para despedirles. Gritos de ánimo: “¡Adelante, superequipo, a por los pastores!”. Los neozelandeses recibían el apoyo de las sirenas de los barcos que les acompañan, barcos con bandera de su país desplazados a Valencia desde la otra punta del mundo. La página comenzaba a escribirse.
Mientras el viento no se estabilizaba y el Comité de Regatas establecía el recorrido, ambos equipos probaron sus velas. Las lanchas de asistencia transportaban el trapo necesario para elegir el material idóneo para competir según las condiciones de navegación. Los barcos de America’s Cup no paraban de acumular agua en su interior cada vez que la proa cabeceaba y se sumergía en el mar. El ‘tambucho’ (la trampilla de proa) desde donde se recogen las velas, era una trampa. Los achicadores, manuales por supuesto, no daban abasto.
Por fin se inició el protocolo de salida. El barco español tenía preferencia, entraba por el lado del Comité. Se inició un mano a mano entre el polaco Karol Jablonski, del ‘Desafío’ y Dean Barker (‘Emirates Team New Zealand’), que ha aprendido bien la lección. El patrón neozelandés se había estudiado todas las presalidas de Kablonski, todas. Grant Dalton, cabeza visible del sindicato y Barker buscaron los punto débiles del polaco, la forma de acorralarle y evitar que les penalizara como ocurrió en la tercera regata. Barker tenía la lección bien aprendida.
En aquel escarceo fue donde acabó la regata, en la presalida. Los neozelandeses ganaron la posición y se llevaron al barco español hasta donde quisieron, lejos, hacia la derecha, mucho más allá y por detrás del barco del Comité. Cuando llegó el momento viraron para encarar la salida a toda velocidad y descolgar para siempre a los españoles a los que sacaron 14 segundos de ventaja en la línea de salida. Los kiwis, implacables en su marcaje, navegaron sin presión. El ‘Desafío’ se despide y los neozelandeses continúan.
Fuente: Sport
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