Barcos de un sólo mástil con aparejo de cangreja, escandalosa y foques, nacidos para cortar el viento y la mar y que por esa razón reciben este nombre, dieron nombre a las velas triangulares capaces de ceñir al viento o velas de cuchillo, para distinguirlas de las tradicionales velas cuadras o de aparejo redondo. Con la irrupción de los cutters se inicia un veloz proceso de tecnificación en el diseño y construcción de los yates.
El primer cutter desafiante fue el Atalanta, un barco de lago. No fue rival para Mischief. Para evitar desafiantes poco solventes, el club realizó dos añadidos en el Deed of Gift, con posteriores consecuencias: el primero indicaba que el club retador tendría que estar situado en el mar y el segundo que el barco debía llegar a Nueva York navegando por sus propios medios. Se fijaba una medida tope para la eslora de flotación de 27,43 metros.
La primera edad de oro
Superadas las primeras ediciones, la copa fue ganando carácter y personalidad. En 1885 el Puritan, el primer cutter con quilla profunda, se deshizo con soltura del retador británico Genesta. En esos años se suceden las competiciones y también el apabullante dominio norteamericano, lo cual no es obstáculo para ver como se suceden los retos, como los que protagoniza el comerciante irlandés Thomas Lipton con sus Samrock. Pero enfrente tuvo siempre un rival imposible como Reliance, la máxima expresión del naciente imperio.
Los clase J
Para contener los disparatados gastos nació el "moderado" Clase J, resultado de cruzar los conceptos europeos, fijados en la Fórmula Internacional nacida en 1907 y los norteamericanos. Estamos en plena Belle Epoque. Los Clase J incorporan por primera vez en la Copa América el aparejo Marconi y las mayores bermudianas. Son ya barcos modernos, construidos en acero y con mástiles de aluminio y maniobras asistidas por winches. A pesar de sus dimensiones, sólo necesitaban una treintena de tripulantes. Los majestuosos Clase J compitieron en tres ediciones de la copa en los años 1930, 1934 y 1937, con victorias de los americanos Enterprise, Rainbow y Ranger, respectivamente, ante los que de nada sirvió el pundonor de Lipton.
La era de los 12m FI
La II Guerra Mundial marcó un paréntesis en la regata de 21 años. Llegaba la hora del 12m de Fórmula Internacional, un barco discreto de tamaño medio, 21 o 22 metros de eslora, construidos en madera.
Con el paso del tiempo los 12m comenzaron a construirse en aluminio. La sofisticaci´´on técnica alcanzó grados de paroxismo, a causa de la continua carrera de armamentos lo que elevó notablemente el coste de una operación Copa América. El dominio tecnológico y económico de los Estados Unidos era aplastante durante esos años.
Hasta que llegaron los australianos. En 1962 aparecen los primeros barcos de las antípodas; es el comienzo de una nueva era. Tras varios intentos, el último en 1980, llegaría la hora con el Australia II, un diseño de Ben Lexcen. En la siguiente edición, Dennis Conner y su Stars & Stripes devolvieron la afrenta a los australianos. Un año después entran en escena los neozelandeses de la mano del banquero Michael Fay, quien presenta un reto amparándose en el Deed of Gift, lo que desembocó en una peculiar regata entre un monocasco gigante y un catamarán.
Fuentes: Revista Gentleman, Wikipedia y página oficial de la 32º America's Cup
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