sábado, 31 de marzo de 2007

DE RUTA POR... CROACIA / Vida de farero

Faro de Sestrice. CroaciaLos faros son uno de los grandes tesoros de Croacia. Unos espaciosos edificios de piedra plantados en la soledad del mar más azul del mundo, instalados en paisajes de una belleza difícilmente imaginable y en un perfecto entorno ecológico. Los primeros de estos impresionantes castillos fueron edificados en tiempos del Imperio Austriaco, bajo el impulso del conservador ministro de Asuntos Exteriores de Austria, el conde Metternich. El primero de ellos, el del cabo Savudrija, fue construido en 1818 y durante los siguientes ochenta años se edificaron en las islas y los cabos otros 65 faros. Para mantener las señalizaciones luminosas, ubicadas en lugares aislados difícilmente accesibles, se necesitaban muchas personas, por lo que tenían que ser amplios. Los muros de piedra blanca, de más de un metro de grosor, debían garantizar la eternidad de estos castillos adriáticos.

En 1998 se inició un proyecto con el fin de restaurar y automatizar 48 faros. El alojamiento en los faros restaurados, representa en los últimos tres años una parte especialmente atractiva de la oferta turística croata. Los faros ofrecen alojamiento en apartamentos completamente amueblados, que gracias a su apariencia sencilla están en armonía con los muros de piedra que los protegen. Cada faro es un cuento y desde Istria hasta la Dalmacia meridional se encuentran torres en los promontorios e islas que guardan sus leyendas.

Se puede elegir entre faros próximos a los centros turísticos, que ofrecen unas vacaciones llenas de contenidos urbanos y atractivos culturales, o los que se encuentran en mar abierto, que representan un verdadero paraíso en miniatura, apartado del bullicio y del ruido cotidiano. En éstos se ofrece una rara oportunidad de gozar de la soledad de la isla, de una playa que exclusiva, rodeados por la vegetación mediterránea y por un mar limpio y rico en fauna.

Los interesados pueden decantarse, por ejemplo, por la quietud del faro Sv. Ivan na Pucini, construido en 1853, y situado en la isla más meridional del archipiélago formado por 13 islas frente a la ciudad istriana de Rovinj. Es una peña de piedra, de apenas 70 metros de largo, rodeada de mar poco profundo. El atractivo fondo marino y la riqueza de especies marinas hacen de ella un destino muy atractivo para todos los amantes de la soledad, del buceo y de la pesca.

La torre de Velirat fue construida en 1849 al noroeste del promontorio de la isla de Dugi Otok. Está rodeado por un denso bosque de pinos, bellas bahías y playas de grava, y es uno de los faros más bonitos del Adriático. A tres kilómetros se alzan los pueblos de Veli Rat, Verunic y Polje, así que gracias a la carretera que conecta el faro con estos pueblos, el huésped puede regularmente abastecerse de víveres. El de Sv. Petar fue construido en 1884 en la península del mismo nombre y está situado en la entrada al puerto de Makarska y en las proximidades de una de las playas más bonitas del Adriático. Makarska es uno de los destinos turísticos más conocidos del Adriático que, además de sus playas, ofrece la posibilidad de practicar deportes.

Fuerte demanda

Existen pocos faros y normalmente mucha demanda, todos los alquileres son semanales y es imprescindible reservar con mucho tiempo. El alojamiento en faros se puede organizar sólo de sábado a sábado durante la temporada alta. En los meses de junio y julio se puede reservar un fin de semana en algunos de ellos. En casi todos los faros hay un farero y normalmente es él quien se encarga del traslado de los inquilinos. No hay que olvidar llevar las provisiones, incluida el agua embotellada, pues en muchos de los islotes no hay agua potable.

Los servicios en los faros son un tanto escasos, pero esas carencias forman parte del atractivo. La cocina tiene un fregadero, una cocina con horno, nevera y otros utensilios. Los apartamentos no disponen de televisión vía satélite, cafetera, tumbonas o sombrillas, mientras que los dormitorios tienen camas con colchones, sábanas y mantas.

No está permitida la estancia de animales de compañía. Hay que llevar o, comprar antes de desplazarse al faro, los alimentos y productos de limpieza. En los faros hay depósitos de agua que se calientan a través de placas solares, por lo que es probable que el cliente tenga que ducharse con agua fría después de unos cuantos días nublados.

jueves, 29 de marzo de 2007

La luz de los faros de Bretaña

Faros de BretañaEntre las paredes de los faros que alumbran la trayectoria de los barcos conviven la historia, la tradición y la leyenda. Estas construcciones que consiguen recrear entornos únicos continúan siendo un reclamo importante de los turistas. Su belleza es protagonista para artistas y fotógrafos como Guillaume Plisson en su búsqueda por ilustrar los entornos más bellos del mundo.

En la costa francesa de Bretaña, donde los celtas se asentaron después de la llegada de los anglosajones a Inglaterra, aún hoy continúan activos más de 80 faros. La Historia y la tecnología de los faros ha evolucionado desde su nacimiento con los griegos y los fenicios, que utilizaban el fuego para alertar sobre los peligros de la costa. La innovación más notable es la que realizó el ingeniero Augustin Fresnel, con la utilización del sistema de lentes con niveles, que aún está vigente. Hoy continúan desarrollándose estudios para el aprovechamiento de energías renovables, eólicas y solares.

La construcción de estas edificaciones implican un alto riesgo y dificultad, ya que se encuentran en emplazamientos rocosos, que además están condicionados por los caprichos de la metereología y del mar.

Armen
El faro de Armen, que es uno de los más antiguos de la Bretaña, tardó en ser construido 14 años. Se encuentra en Raz de Sein sobre una roca que emerge sólo 1,50 metros con marea baja. Los problemas para su realización fueron tan graves que en 1873 los obreros sólo pudieron trabajar seis horas en todo el año. Circunstancia a la que ya estaban acostumbrados porque a lo largo de 1870 sólo acudieron a trabajar durante 6 horas.

Créac´h
Es el faro de la isla de Oussent. Cuenta con una de las señales más potentes del mundo, con un alcance de 120 kilómetros, lo que en ocasiones ha causado accidentes a las aves migratorias que se ven atraídas por su luz. Aunque comenzó a construirse en 1863, no se encendió hasta 1700. Es uno de los más visitados de la zona ya que aloja, en lo que antiguamente era la sala de máquinas, el Museo de los faros y las balizas.

Le four
En la costa irregular y angosta, resultado de la rocosidad del terreno de Argenton, se eleva esta fortificación. El faro Le Four está sustentado solamente sobre una roca frente a la costa, lo que consigue romper con la monotonía del mar

Trézien
Al oeste de Brest, encima de un monte y en mitad del campo está el faro de Trézien. Su ubicación, alejado de la costa y rodeado de trigales, le diferencian de los demás. Sus enormes dimensiones le permiten poder alumbrar y orientar a los barcos sin ningún problema.

Saint-matthieu
También cerca de Brest y junto a las ruinas de una antigua abadía benedictina del siglo XVI, se encuentra este faro de 37 metros de altura. Desde este emplazamiento se pueden contemplar las luces de otros 15 faros de Bretaña.

lunes, 26 de marzo de 2007

La declaración de los faros como bienes protegidos queda anulada

Faro Cavalleria. MenorcaEl juez suspende la vigencia del catálogo de las siete instalaciones existentes en la Isla, que fue aprobado por el pleno del Consell el mes de septiembre de 2005

La declaración de los faros como Bienes Catalogados ha quedado anulada. El titular de la Sala de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Palma suspendió, el pasado 11 de diciembre, la vigencia de la protección de las siete instalaciones existenctes en la Isla hasta que no se resuelva el contencioso presentado por Autoridad Portuaria.

El pleno del Consell aprobó, el 26 de septiembre de 2005 y de forma definitiva, la inclusión de los siete faros en el Catálogo de Patrimonio Histórico. La medida suponía la declaración de las instalaciones como Bienes Catalogados, una figura de protección intermedia entre el BIC (Bien de Interés Cultural) y los bienes catalogados a nivel municipal. El Consell quería asegurar con esta medida que cualquier proyecto de uso o de actividad en las instalaciones tenía que contar con el preceptivo informe de Patrimonio y respetar la configuración original de las instalaciones. La declaración iba más allá e incluso protegía los aparatos e instalaciones de funcionamiento existentes en el interior de los faros.

Tras la aprobación del catálogo, Autoridad Portuaria presentó un contencioso contra el acuerdo del Consell al considerar una intromisión de comptenecias de la institución insular. La Sala de lo Contencioso-Administrativo aceptó la denuncia. La Conselleria insular de Cultura presentó alegaciones, que fueron desestimadas por el juez al considerar que la administración competente en la gestión de los faros es Autoridad Portuaria y el juez decretó la suspensión del catálogo. En estos momentos, la protección aprobada por el Consell sigue sin vigencia desde diciembre.

Autoridad Portuaria esgrime que los faros forman parte de su patrimonio y que como administración responsable vela para su conservación. El organismo, que ha descartado redactar un plan de usos para los faros de Balears, ha optado por acordar los usos en función de cada faro. La entidad informa que ha llegado a acuerdos puntuales con empresas privadas (ejemplo, el restaurante en el faro del Cap de Formentor) o instituciones públicas (ejemplo, el faro de Cap de Ses Salines como centro de investigación del IMEDEA o el centro de información turística en el faro de La Mola en Formentera).

Fuente: menorca.info

El mar también tiene luces

Faro de GetariaEl mar está lleno de misterios, de leyendas y, en definitiva, de poesía. Hoy en día todavía guarda muchos secretos, pero el ser humano, para poder orientarse en él, lo ha ido llenando de señales: los faros.

Los navegantes se basaban en el reconocimiento de elementos de la naturaleza, como las estrellas o el paisaje, para no perderse entre las olas. El tráfico marítimo aumentó considerablemente al establecer rutas fijas de comercio, por lo que las marcas resultaron insuficientes.

Al principio hacían hogueras para que los marineros las pudieran ver. Se construyeron estructuras que sostenían el fuego y lo protegían del viento y la lluvia. Rodearon el fuego de espejos y materiales que amplificaban la luz y mejoraban la visibilidad de la llama. Hasta llegar a los actuales sistemas. Con la tecnificación, la señalización marítima se vio necesitada de alguien que se encargara del mantenimiento y puesta a punto de los instrumentos.

La función de los faros es la de guiar a los navegantes, por lo que su luz tiene que llegar lo más lejos posible. Pero la tecnología no es suficiente para ello, porque la curvatura de la tierra limita el alcance de las bombillas. La niebla también obstaculiza la visibilidad. Hay días en los que ni siquiera se ven los faros: para eso están los GPS y los radares.

Las señales visuales nocturnas transmiten su mensaje a través de su luz y del ritmo de ésta. No son los únicos focos que se pueden ver desde el mar, ya que en zonas como La Concha donostiarra o en la entrada al puerto de Pasaia hay bombillas rojas y verdes estratégicamente situadas. "Son enfilaciones que sirven para orientar al marinero en su acceso al puerto. Las luces forman una línea vertical que indica la línea franca de entrada", explica Juan Luis Gómez, profesor de Comunicaciones, Navegación y Radar de la Escuela Náutica de Pasaia.

Los faros son un elemento más de seguridad y orientación para los marineros. "Todo profesional que sale al mar tiene que ir con su Carta de Navegación actualizada. En ella se especifica qué señal emite cada faro. Y todo el que se acerca al faro sabe exactamente cuál es el que está viendo", añade el profesor. De ese modo, no existe en toda la cornisa cantábrica otro faro que emita la misma señal. "Si no tienes puertos relevantes no hace falta ningún faro, porque sólo estás de paso. Eso explica que no haya señales luminosas en algunas zonas de la costa", declara Gómez.

SIETE FAROS

La única forma de ver tierra

El territorio guipuzcoano se ve desde el mar gracias a sus siete faros. El de la isla Santa Clara, en Donostia, y el de Senekozuloa, en Pasaia, son automáticos, y no vive nadie en su interior. Los demás están habitados por sus correspondientes técnicos.

En Hondarribia el faro situado en una torre cuadrangular de piedra está en el extremo del cabo del que toma su nombre, a tres kilómetros del municipio. El primitivo faro se encendió por primera vez en 1855, pero fue destrozado durante la guerra carlista por las tropas que asediaban Irun. El actual empezó a funcionar en 1881 y hoy en día está rodeado de bares, de restaurantes y de un camping.

Pasaia tiene dos faros. La Plata está en un castillo situado en la ladera del monte en el que vive el farero. Indica la peligrosa entrada al puerto desde 1855. En cuanto a Senokozuloa, es direccional y automático.

La torre redonda blanca que acoge el faro de Santa Clara se sitúa en la isla donostiarra del mismo nombre. Se trata de una instalación automática que funciona desde 1864. El primer faro construido en 1778 en el monte Igeldo fue destruido y en 1865 se sustituyó por el actual. La luminaria se sitúa encima de una torre cilíndrica blanca, sobre un edificio de dos plantas.

El famoso ratón de Getaria, como popularmente se conoce a la península de San Antón, se confundiría con los montes del fondo si no tuviera el faro que se encendió por primera vez en 1863. La zona ha sido convertida en una área de recreo por la que pasean numerosos vecinos de la localidad.

El faro de Zumaia se construyó en la punta de la atalaya de San Telmo en 1870 para señalar la peligrosa entrada al puerto. Era, en sus orígenes, un faro de quinto orden situado en la margen occidental de la ría y en la boca de entrada a la misma. Su torre tiene forma octogonal y está rematada con una cúpula gris.

CINCO FAREROS

Más que un oficio


Los siete faros guipuzcoanos están atendidos por cinco técnicos mecánicos de señales marítimas reacios a hablar con la prensa. En la profesión de los fareros se ha dado mucha importancia a la capacidad manual, ya que son ellos los que tienen que resolver los problemas que se presentan en la instalación. También hay que tener en cuenta las condiciones personales, ya que vivir en un faro puede suponer un obstáculo para desempeñar actividades tan comunes para algunos como comprar el pan o el periódico.

Dentro de poco las tradicionales funciones del farero las desempeñará el personal de las autoridades portuarias ya que la profesión se declaro a extinguir. Para ingresar en el cuerpo de torreros se convocaban exámenes en los que se exigía "poseer algún oficio, como cerrajero, ajustador mecánico, montador electricista u otros análogos, que pudieran ser demostrados de un modo práctico", así como "haber practicado durante tres meses en señales marítimas y en determinadas condiciones".

Entre las obligaciones de los técnicos, la principal es la de prestar servicio a las señales marítimas, sean cuales sean su clase y naturaleza: vigilar el alumbrado durante la noche, cuidar de la limpieza de los aparatos ópticos y acústicos de las máquinas, así como de los edificios o huertas.