El litoral costero del municipio de Agüímes, especialmente entre Playa de Vargas y Playa de Arinaga (casi ocho kilómetros de costa), es poseedor de un rico historial que data desde nuestros antepasados aborígenes, con asentamientos entre Temisas, Agüímes y el Barranco de Guayadeque (1.450), cuyos escasos primeros pobladores se mezclaron con las fuerzas de ocupación castellana, donde tuvo lugar la repoblación perdida (1.480), de cuyas generaciones hemos llegado hasta el inicio del siglo XXI.
Atrás quedan más de 500 años desde la implantación del “Real Señorío de los Obispos de Canarias (1.486 – 1.837)”, teniendo la Villa de Agüímes, tierras adentro, gran esplendor, mientras en su zona costera, apenas existían vestigios de civilización hasta bien entrado el siglo XVII, que comenzó a tener su gran importancia tras las explotaciones de la industria de la cal, autentica fuente industrial en la comercialización, construcción, arreglo y adecentamiento de las viviendas de la época y otras infraestructuras, llegando hasta los albores del siglo XX (1.950).
De entre las numerosas historias del litoral costero de Agüímes, resalta aquel muelle viejo que en la actualidad aún conserva parte de su centenaria estructura, justamente frente al islote y bajo la atenta mirada del que fuera soberano vigía ó antiguo faro de Arinaga, construido entre 1889-92, entrando en funcionamiento en 1897. El proyecto de aquel antiguo faro fue obra de Juan de León y Castillo, y su constructor el ingeniero Eugenio Suárez Galván . El antiguo faro de Arinaga se construyó para alumbrar la costa de casi media isla, contándose con los faros de la Isleta, Punta de Melenara, el recién incorporado de Arinaga, y el faro de Máspalomas, sin embargo los faros de Punta de Melenara y Arinaga fueron de vital importancia, dado la peligrosidad en la navegación entre la Baja de Gando y la Punta de Tenefé.
En ésa época en la zona de Arinaga sólo habían caminos y veredas para carretas tiradas por mulos, burros y caballos. Para alumbrar el faro de Arinaga los vapores-veleros se acercaban entre la zona del Islote y el muelle viejo y descargaban las latas de petróleo y aceites y desde allí eran transportados a lomos de burros hasta el depósito de carburante junto al antiguo faro que hoy está abandonado, pero conserva su vistosa y panorámica visión de dos habitaciones de autentica cantera volcánica-bermeja (hoy en desuso) así como otros materiales de la época. Al entrar en funcionamiento el nuevo y moderno faro, 1963, los fareros desaparecieron por los avances de las nuevas tecnologías, el famoso y antiguo faro está rehabilitándose para un museo marino y un mirador con restaurante, gracias a la labor y los desvelos del Ayuntamiento de Agüímes, mientras la famosa y típica casa de los carburantes dicen que la van a demoler. Sería una pena que los restos de ésta vivienda desapareciera, pues es una parte de la historia de la Villa, que debería también de rehabilitarse como una pieza de recuerdo.
El responsable de éste escrito entrevistó en La Provincia en 1993 a Juanito Artíles Peña de 86 años de edad, que fue uno de los últimos supervivientes del muelle viejo y el antiguo faro, y nos dijo “recuerdo al viejo muelle de Arinaga cuando se descargaban el petróleo y el aceite para alumbrar el faro, también recuerdo a aquel vapor-velero “Rio de Oro” que tenía tres palos, en este barco se llevaban las piedras de cal de los hornos de Risco Verde y Playa de Cabrón (hoy rehabilitados) con destino a Las Palmas, yo estuve viviendo muchos años en las cuevas de Playa de Cabrón, cuando se construyó el otro pequeño muelle junto a la playa de Arinaga, allí se llegó a descargar los “manojos de varas” para los tomateros y ahí p´a lante fué cuando empezó el progreso y hacerse viviendas en Arinaga”.